Economía

Mr. Powell: ¡Hipocresía soberana!

Fed precios
El presidente de la Reserva Federa, Jerome Powell

«Si te propones agradar, estarás dispuesto a ceder en cualquier cosa en cualquier momento y no lograrás nada» Margaret Thatcher.

¿Cómo sabes si la Tierra no es más que el infierno de otro planeta? Ironías del destino, allá por el ya lejano 2008, la irrupción de la mayor y más brutal crisis financiera desde el crash de 1929 azotó nuestro sistema capitalista derrumbando el orden del mismo a través de la quiebra del sistema financiero dejando su propia supervivencia justo en manos de Ben Bernanke, un hombre que había dedicado su vida entera a estudiar y analizar los errores que precipitaron al mundo en la “gran depresión”.

Actualmente señores, la economía se presta a otra crisis de gran calado, en este caso considerando la actual como la peor crisis inflacionista que sufre el capitalismo desde la famosa década de los 80 y el legado del legendario Paul Volcker. Casualidades de la vida, hoy el mundo cae en manos nuevamente de un erudito en la materia; Jerome Powell. Y créanme, si en algo ha destacado éste último es en su gran admiración por Mr. Volcker, su mentor, por cierto.

Sin embargo, aunque existen ciertas similitudes entre ambas épocas, es fundamental contextualizar la perseverancia de la FED en tiempos modernos ante la inoperancia del predecesor de Volcker en la FED, un Arthur Burns que instauró una política bastante reactiva del “dejar hacer”, en la que se dio por sentado que la culpa de la inflación era más del sistema que de su propia incompetencia.

Y así anduvo subiendo la inflación en torno al 15% interanual durante el último lustro de la década de los 70, hasta que Volcker tomó el mando y bajo el amparo de la Ley Humprey-Hawkins de 1978 dio un golpe de timón al mercado subiendo los tipos de interés en repetidas ocasiones en julio de 1979 y en junio de 1981 del 10,5% al 19,1%, dejando la inflación por debajo de los dos dígitos hasta la actualidad.

Por supuesto Volcker fue el epicentro de las demandas colectivas que presionaban a la estirpe política buscando culpables al mal endémico de la economía, y no en vano, puesto que en 1982 el coste de erradicar la inflación y dejarla en torno al 4% fue provocar una profunda recesión en 1982, que fuere el centro y origen de la bajada en los tipos de interés y me atrevería a decir que del comienzo de la nueva economía que arrancó en la gloriosa década de los 90 con Ronald Reagan y Margaret Thatcher en la antesala, y Bill Clinton aprovechando el fulgor de la heróica comandancia de líderes audaces y decididos, capaces de elegir el bien a pesar del siempre coste de hacerlo, y no a sacarse el problema de encima y que se lo encuentren otros… como abunda hoy en día.

Y esa falta de liderazgo, señores, es precisamente el camino discordante de los tiempos modernos sobre la importante década de los 80, puesto que fue entonces y no en era de Clinton cuando se forjó el crecimiento económico que otros se encargaron de sembrar. La nueva era monetaria, que ha tratado a los mercados como una manada domable de borregos, se ha convertido en una estampida de mamuts con consecuencias impredecibles sobre la inflación y la economía, y es que dirigir al rebaño hacia el consumo subiendo el precio de los activos es tratar de creer que los mercados podrán ser dominados cuando se invierta la balanza, algo que sin duda me parece una estupidez.

Alguien debería encargarse de recordarle a Mr. Powell que mi querida bolsa sube en escalera, ¡pero baja en ascensor! Y es que la codicia es afable y dominable, pero el pánico es desbocado e incontrolable. Powell no solamente se ha convertido en un títere endeble a merced del mercado, sino que por más empecinado que esté en tratar de convencernos de su hipócrita idiosincrasia “hawkish”, la realidad es que se ha transformado en el comandante más lábil y acomodaticio de la historia si tenemos en consideración que los tipos reales en su mandato se han situado en el promedio de -1,95%, algo heróico si los comparamos con el -0,7% del inoperante Burns o de sus predecesores en época deflacionista; véase Ben Bernanke -0,7% o Janet Yellen -0,9%.

Con estos datos es fácil adivinar que la FED sigue anclada, como les vengo explicando durante estas últimas semanas, en el factor azar, esperando que el mal endémico de la inflación se resuelva por sí mismo bajo el amparo de una desaceleración más simple de digerir con el paso del tiempo, que provocando una recesión obligada para rehacer los males que deambulan por la economía desde que Greenspan tomara el mando de la FED allá en mi favorito 1.987.

Con todo ello encima de la mesa, la semana bursátil anterior se completaba con el rebote que también les vengo anticipando durante las dos últimas semanas, sabiendo que el tiempo empleado para partir de un soporte técnico sólido deja el mercado en la peligrosa etapa de alivio y esperanza antes de que veamos o bien el fin de la corrección o bien la etapa de dolor y el arrepentimiento, etapa que por cierto contemplamos en Blackbird Bank y que nos va a permitir decidir si mantenemos las posiciones tácticas en rebote que hemos operado esta semana, o buscamos nuevamente las posiciones cortas una vez se complete el movimiento que justo acaba de dar comienzo.

Una vez más, el tiempo nos explicará el devenir de nuestra operativa, pero mi mirada sigue analíticamente firme en la FED, puesto que sé que la contundencia en la respuesta de la FED alimentará la economía o retroalimentará la especulación, dejando por ende en sus manos dicho devenir para los mercados financieros y la economía, y en evidencia aquello que mi admirada Margaret nos recordó y que Powell debería grabarse a fuego; menos arte del “queda bien” y más altura. Al fin y al cabo la única manera de alejar la hipocresía de tu vida es hacer lo contrario de aquello que se espera de ti. Verás qué poco tarda en marcharse.

Gisela Turazzini, Owner Founder CEO of Blackbird Bank 

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